miércoles, 10 de agosto de 2011

Carta apostólica del Obispo de La Plata.1807


El papel que desempeñaron en la resistencia a los Ingleses algunos sectores de la Iglesia fue determinante.Aún cuando otros se plegaron a los conquistadores, algo que siempre ha ocurrido en la historia, , que supo mantener posiciones con todos los centros de poder en todas las èpocas.

A pesar que algunos curas como Manuel Alberti se sumaron de inmediato a la resistencia ,gran parte de las jerarquías prefirió conservar sus privilegios, aunque cambiaran los gobernantes.No fue el caso que nos ocupa, destacándose la minuciocidad de la descripción de lo ocurrido durante las invasiones, permiténdonos tener una visión, mas bien subjetiva ,interesada y catastrófica de los ingleses.Nos pareció útil dar a conocer una parte del texto,

Don Benito María de Moxo y de Francoli, Marañosa de Sabater, Sans de Latras, Caballero de la Real y Distinguida Orden de Carlos III. Por la Gracia de Dios y de la Santa Sede Apostólica, Arzobispo de La Plata, del Consejo de S.M ,etc., etc. a Todos los Fieles de nuestro Arzobispado:

Salud en el señor.

Amados Hijos:

Desde el día para siempre memorable en que nuestras armas se cubrieron de victoriosos laureles a las orillas del Rio de la Plata….

Los ingleses habían decretado la entera conquista y ruina de estos países. No era cierto el amor a la paz, que es el que hace lícita la guerra, no el deseo de conservar en equilibrio la balanza política del mundo, el que había inspirado a los ministros y parlamento británico tan inhumano proyecto; sino por una p arte su mismo orgullo y vanidad, porque la Inglaterra, según escribe un gran filósofo del siglo pasado, sintiéndose capaz por su fuerza marítima de insultar a todas las demás naciones, cree que su poder no tiene más límites que los del Océano, y por otra parte imaginándose que éramos muy ricos con los decantados tesoros del Potosí, la insaciable sed de su avaricia mercantil la estimulaba a hacer los últimos esfuerzos para arrebatarnos estas pretendidas riquezas, puesto que aquel pueblo ,conforme añade el propio escritor, mas aun se aflige de la prosperidad ajena ,que goza y se alegra de la propia.

¿Y cómo era posible, hijos míos, pensar entonces en Montevideo, sin llenarse de extrema amargura? Cuanto dentro y fuera de su recinto se ofrecía a la vista ,presentaba las ideas mas melancólicas ,La memoria de cuatrocientos vecinos muertos con las armas en las manos, el abandono e infelicidad de otro quizás mayor número de heridos echados por los rincones de los hospitales, y cuya muerte parecía inevitable; el pabellón inglés tremolando en los baluartes de la ciudad y del puerto sobre un montón de ruinas y escombros formados por las balas y bombas enemigas ,][Tan trágica perspectiva afligía sin duda y consternaba entonces a los buenos españoles, y mucho más a mí, que debo amar y amo entrañablemente la patria, y llevo muy en el corazón a todos los habitantes de este célebre Virrey nato; porque son verdaderamente mis queridos hijos en Jesu-Cristo.

Que más? Montevideo, centro de nuestras especulaciones mercantiles, almacén y depósito general de innumerables riquezas, puerto y asilo de que no pueden absolutamente pasarse las embarcaciones que se internan por el Río de la Plata, y llave única de nuestra comunicación con la Metrópolis; había corrido la misma desgraciada suerte que la Colonia y Maldonado. Nuestros voluntarios que lo guarnecían, pelearon es verdad, tan valerosa y fuertemente, que la defensa e aquella importante plaza se representará algún día en los anales militares, como uno de los más señalados trofeos de las armas españolas Pero sin embargo de tan extraordinario esfuerzo se habían visto finalmente precisados a ceder al número y osadía del enemigo, que con tanto tesón por mar y tierra los atacaba.

Qué más? Maldonado y la Colonia , dos puntos de tanta consecuencia habían tenido que someterse al Yugo enemigo, y obedecían a la vez del pérfido Pack, quien con poco o ningún respeto por el derecho de gentes ,y por la santidad de los más solemnes pactos, se había huido en medio de nuestros centinelas, olvidándose o no haciendo caso de su palabra de honor ,había tenido el atrevimiento de tomar otra vez las armas contra los mismos que le habían generosamente perdonado la vida y tratado con tanta atención y humanidad.

Colección de varios papeles relativos a los sucesos de Buenos Ayres, escritos por el ILL.mo S.D.D. Benito María de Moxo y de Francoli, etc., etc., publicados por un amigo del Autor, en Lima, Imprenta Real de los Huérfanos 1808, pag.127 y sig.

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